Hoy hemos montado unas estanterías de Ikea, las famosas Billy, que dicen que cada minuto se montan en el mundo no sé cuántas estanterías de esas.
Ahá.
Ok.
Ya.
Pues nos ha llevado 4 horas montarlas, así que fijo que hemos subido la media.
Eran el pack de 3, la estantería que hace esquina.
Y cuando ya las teníamos montadas y las hemos levantado para ponerlas en su sitio…
Nos hemos dado cuenta de que todas tenían, al menos, una “tabla invertida”.
Que la habíamos cagao en el montaje, vaya.
Miraban pa’ donde no tenían que mirar, una con el embellecedor pa’ dentro, otras con los tornillos pa fuera.
Ah y un pequeño detalle:
Casi todos los muebles de Ikea no tienen clavos y los que lo tienen, son muy pocos.
Ok, pues el Billy triple este de los cojones suecos, lleva…
18 clavos… POR ESTANTERÍA.
54 puñeteros clavos. Y 12 grapas extra que les habíamos puesto. Por si acaso.
Para luego darnos cuenta de que teníamos que desmontarlo y montarlo todo… OTRA VEZ.
Dicen que una de las grandes tácticas de Ikea es obligarte a montar los muebles porque así como que les coges cariño ya desde el principio, te sientes mejor persona, que si el contacto, que si el esfuerzo, que si valoras más lo que has hecho tú…
A tomar por KUNGSHATT!!1!
Odio montar muebles de Ikea.
Ahora ya lo sabes.
Pero lo odio de verdad.
Yo soy de los que pagan por el transporte y además por el servicio de montaje encantado, aunque al final me salga por un 50% más, pero esta vez era un mueble comprado por la coreana, que se niega a “gastar” en ese servicio.
Así que no, supongo que no todo el mundo conecta más con sus muebles por montarlos.
Yo viviría feliz con un futón y un escritorio elevable de calidad para el ordenador en toda la casa.
Punto.
Supongo que no todo el mundo encaja con esos “principios persuasivos suecos”.
Ni con los principios persuasivos en general.
Es más… realmente todo el mundo encaja… y a la vez no encaja.
Lo realmente potente a la hora de escribir textos persuasivos, emails, y lo que quieras es… precisamente… no respetar reglas.
Porque en un mundo en el que casi todos llevan en todo momento una checklist donde marcar que todos sus textos pasan por el aro…
El que rompe con el patrón y aún así hace lo que tiene que hacer, es el que destaca y se lleva el mueble de Ikea ya montado.
Sí, obvio, es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Si no todo el mundo montaría muebles de Ikea sin equivocarse ni una sola vez.